Lee estas preguntas y respóndelas en tu cabeza de manera sincera: ¿te molesta que tu pareja no muestre preocupación cuando vais a estar separados unos días? ¿te molesta que tu pareja no esté constantemente pendiente de ti? ¿te molesta que tu pareja no te priorice por encima de todo y todos en su vida? ¿te molesta que tu pareja sienta gusto por hacer cosas que no te incluyan, pudiendo incluirte en ellas?
Ahora reflexiona, ¿por qué crees que te surgen esos pensamientos? ¿qué es lo que realmente te preocupa? Si eres capaz de identificar algún miedo detrás de estas preguntas, felicítate, porque el primer paso para el cambio es la aceptación. Detrás de las anteriores preguntas de encuentra, en muchas ocasiones, el miedo al desapego. Vemos el desapego como algo peligroso, malo, o como un indicador de fracaso en la relación y nada más lejos de la realidad.
Desapegarnos de nuestra pareja no significa que nos de igual, que no le apreciemos, o que lo mismo nos de estar con el o ella que no estar. Todo lo contrario, desapegarnos nos permite crear un vínculo de pareja mucho más saludable, en el cual nos queremos y nos respetamos a nosotros mismos, así como lo hacemos con la otra persona, puesto que son cosas complementarias que deben estar presentes. Establecer una relación basada en el desapego significa que no dependemos del otro, que nuestro bienestar no depende del otro. Significa que nadie controla o posee a nadie, significa que no pierdo mi esencia estando en la relación, ni dejo de lado mis valores, mis gustos, opiniones o características por complacer a la otra persona.
Asimismo, el desapego nos permite disfrutar al máximo de la relación en la que nos encontramos, siendo también capaces de superar la pérdida de ésta si sucediera. El desapego no significa no echar de menos a la otra persona si no está o no sufrir si se va de nuestro lado de manera permanente, sino que significa ser capaces de no hundirnos en ese dolor y conseguir seguir adelante con nuestra vida de manera funcional, hasta la superación de dicha separación.
Entonces, ¿piensas que vives en una relación basada en el apego dependiente o en el desapego?
“El deseo mueve al mundo, la dependencia lo frena” – Walter Riso, Psicólogo.
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